Tragedia Impositiva

“>Esta es la etapa del año
-eso está claro en mi agenda-
de calcular mis balances
y rendirle cuenta a hacienda.
Esta tarea tan ingrata
me hace sentir insegura,
y el sentimiento perdura
por mi ineptitud innata:
si no encuentro una factura,
este proceso me mata…
Las cifras no me hacen juego,
por mas que quito y agrego,
y el contador no perdona
y a investigar me presiona.
“hay que buscar la manera
de corregir estos datos”
me repite, despiadado,
“…es que perdí mi chequera,
y a veces pago al contado…”
voy inventando un relato
para salir del apuro.
El dice “no estoy seguro”
Mi contador es MUY duro
y sin perder un momento
me explica como hay que hacer
para archivar documentos
y no perder la chequera…
(¡como si no lo supiera!)
Trato de enfrentar el caso
sin casi salir de casa:
El contador me persigue
con la siguiente amenaza:
“su técnica no resulta:
Si presenta con retraso
le han de poner una multa”
Entro en desesperación:
me ha tocado un contador
que es minucioso y fanático,
con reglas de no acabar,
y preguntas indiscretas
como “¿cuanto gasta en viático?”
o “¿cuanto usa el celular?”
Para poder completar
mi declaración de renta
debo contestar preguntas
sobre los temas siguientes:
el alquiler de la línea,
la cuenta de luz reciente,
intereses, inversiones,
y gasto de agua corriente,
aranceles,suscripciones, ,
descuentos, certificados….
“¡¡¡Me atacan por todos lados!!!”
“…este proceso es eterno…”
“¿Como salir de este infierno?”
El contador me contesta
en tono condescendiente
“Debe guardar las boletas
del año correspondiente
en ordenada manera”
(¡Que gracioso!¡Así cualquiera!_)