Tango en Covent Garden

Era una noche de tango.
sin portero ni vecinos,
sin anuncios, sin detalles,
sin carteles en las calles.
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Se llegaba a una gran sala
decorada con buen gusto,
con la luz al nivel justo
por detrás del mostrador,
donde muchos se reunían
para respirar mejor
ese clima que contagia:
los artífices del tango
desplegándonos su magia
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A un costado estaba el piano,
gran aliado de Cinalli.
quien con brío interpretaba
un tango de colección
en su estilo algo barroco,
y por si esto fuera poco,
entonados por Martín
y otras veces por Patricio
con Martín al bandoneón
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Y lo que era sorprendente
era el clima tan civil…
Las parejas se movían
como en un juego infantil.
de no haberlo presenciado
no me hubiera figurado
tan insólito perfil
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Estas eran las parejas
que bailaban sin cesar:
Jamaicana de dos metros
con un rubio retacón,
caballero de bigotes
con zapatos de charol
y una china en tacos altos
con su blusa de chifón
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Las parejas parecían
repasar una lección,
con sus pasos tan correctos
como ausentes de pasión;
No había cortes ni quebradas,
no había olor a seducción:
Era tango de alto rango
muy lejana al callejón
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Una atmósfera inocente
se palpaba en el ambiente,
que tenía así el encanto
de los tango-aficionados.
que a la hora ya anunciada,
haciendo eco de una vida
cuyo soplo ya se apaga,
sin mas luces calla el piano,
y hasta calla el bandoneón;
Los tangueros se retiran
en silencio, bolso en mano,
y a pesar de ser temprano
se termina la función.