Redundancias

Otra cosa que enseñamos
En la escuela de modales
Como signo de elegancia
Es no usar la redundancia;
Inutil repetición
que en la escuela definimos
como mala educación.
Hubo quienes no aceptaban
esta forma de enseñanza
(y sus nombres redundantes
ilustraban su jactancia,
su despiste, su arrogancia
y su ultraje a la razón)
Uno era Fernán Fernandez
Y el otro Berto Bertón.
Fernán Fernandez decía,
en su estilo redundante,
que hay que subir hacia arriba
avanzando hacia adelante,
para luego entrar adentro,
nunca bajando hacia abajo
y ver con sus propios ojos,
la labor de su trabajo.
“En este corto relato,”
le explicábamos con ansias
“has dicho seis redundancias,
y una vez que algo está dicho,
repetirlo es un capricho”
Otro alumno caprichoso,
Llamado Carlo Carlotto,
(aliado a Fernán Fernandez)
amaba la redundancia,
no aceptando mi lección,
ni darle mucha importancia
no dejándome otra opción,
que expulsarlo de mi escuela,
cosa que Carlo Carlotto
consideró una traición
y después de una semana
anunció Berto Bertón,
de manera muy ufana
“que el pobre Carlo Carlotto
por su  obstinada opinión
y su auto masoquismo
se auto suicidó a si mismo”
causando su defunción.
Sylvia Libedinsky · Redundancia