navalny strikes again

Navalny, recuperado
De haber sido envenenado
consideró sus opciones
“¿militar desde el exilio?”
pensó “esto es un delirio”
Luego de un corto interviú,
desafiando una amenaza,
decidió volver a casa,
que es, por supuesto, Moscú
La amenaza se cumplió:
Al entrar al aeropuerto
y llegar a tierra Rusa,
fué, de inmediato, arrestado
con una frágil excusa:
“no había asistido a un juzgado
al que había sido citado
previo a ser envenenado”
Al no poder protestar,
el líder opositor
fué yendo de mal en peor:
Una inquietud permanente
daba vueltas por su mente.
¿Como podría haber estado
en la cita del juzgado,
si estaba solo, en Berlín
y además, convaleciente,
después del largo trajín?
Así es que quedó atrapado
con esta inquietud pendiente
“quien lo habría envenenado”
era una cuestión candente
El hecho fué investigado
con Navalny a la cabeza
por un grupo de espionaje
que demostró, con certeza,
que la misma autoridad
que había intentado matarlo,
ahora lo condenaba
a una sanción sin piedad:
“un período entre rejas
¡ rara noción de equidad !
Y la historia  es divulgada
por la prensa  occidental,
juzgando al gobierno ruso
por sus prácticas de abuso
y aunque el Kremlin es consciente
de la crítica reciente,
el tema queda inconcluso,
porque el presidente ruso
demuestra su indiferencia
a toda opinión externa,
haciendo alarde de hombría
con su esfuerzo musculoso
y potencia consumada
y en un rito religioso
se sumerge en agua helada.