Fermín el Atronauta

Fermín era un astronauta
con un deseo profundo
de explorar el universo,
volviendo luego a la tierra
donde Fermín era oriundo
Los viajes de este andarín
habían nacido hacía años,
cuando la tierra empezaba
a padecer muchos daños,
como los cambios de clima-
que a los humanos lastima,
los bosques deforestados-
con gorilas enojados,
los témpanos derretidos-
con pingüinos resentidos
y muchos desastres más
de los que nadie había oido…
Sin embargo prosiguió,
sin cesar, su travesía,
pensando que al regresar
todo esto se acabaría.
El viajar por el espacio
en lapsos indefinidos,
le haría perder la noción
del tiempo que transcurría…
pero he aquí la ironía:
Al aumentar su tardanza,
aumentaba su confianza
en prolongar su estadía,
queriendo parar en Venus,
en Mercurio y en Neptuno
para luego hacer alarde,
el gran retorno a su mundo
-por culpa de su osadía-
ocurrió bastante tarde.
Cuando al fin aterrizó
colmado de expectativa,
fué a visitar a sus primos,
sus sobrinos y su tía,
descubriendo con sorpresa
que no actuaban como antes
de empezar su travesía;
que guardaban la distancia
con aguda desconfianza
y sumándose a esos males,
se ponían delantales
y cubrían con bozales
en las noches y en los días,
caminando con cautela
por calles semi vacías,
ya pobladas de animales:
de camellos, de rumiantes,
de canguros y elefantes…
“¿que ha pasado?”preguntó
“la pandemia,contestaron
“¿que pandemia?” preguntó
“¿es que no te has enterado?”
“¿de que cosa?” preguntó
(El viajar por el espacio
lo había vuelto muy reacio
a captar lo que veía…)
Sus amigos opinaron
“¿que ha pasado con Fermín?”
“¿es que acaso estuvo en coma?”
“¿o quizás no comprendió
que esto pasa de ser broma?”
Lo invadió la confusión,
y con esa sensación,
finalmente…se durmió
Se despertó al día siguiente
decidiendo con pujanza
el mirar con nuevos ojos,
esta vez con esperanza,
al ver calles arboladas
con naranjos y laureles,
respirando un aire puro,
sin basura o polución.
Caminando entre claveles
oyó el canto de un gorrión,
con su pico bien en alto,
como si hubiera nacido
en esa jungla de asfalto.
Al notar ese gran cambio
y con gran desenvoltura,
Fermín puso su ilusión
en una nueva aventura
con aliento en el futuro
y entregado a una misión.
Burros, cabras y canguros
por pavimentos muy duros,
patos, pájaros y puercos
dando vueltas por los cercos,
y en las casas suburbanas
monos comiendo bananas…
Pumas, vacas y conejos
que venían desde lejos
merodeando sin permiso,
¡parecía un paraíso!
exceptuando una cuestión
de importancia muy svital,
que es que tales animales
no cumplían con las reglas,
de la buena educación,
que Fermín siempre observaba
con respeto y atención.
Hubo entonces que enseñarles…
Fermín se puso en acción.
“No circulen por las piedras”
explicó pronto a las zebras”
y les prohibió a los halcones
apoyarse en los balcones.
Impidió que el oso panda
se recline en la varanda
y advirtió a varios pinguinos
que no obstruyan los caminos
enseñando a las ovejas
a no andar sobre las tejas
y prohibiendo a las gallinas
el pararse en las esquinas
y así al cabo de un momento
escribió su reglamento
Reflexionando un momento:
Con los cambios en el clima,
los derrumbes y avalanchas,
provocando esas revanchas
que la tierra había sufrido
cuando humanos, a sus anchas,
explotaban los recursos,
sin pensar en el futuro,
e ignorando el medio ambiente
porque no era conveniente
¿Y si acaso fuera el caso
de que todo era un fracaso?
Y al volver a la astronave
que había sido re-adaptada
(ahora sin hidrocarburos)
retomó su pensamiento…
¡habían sido tiempos duros!
El había hecho el intento
de cambiar las condiciones,
y pensó en ese momento…