Lukashenko

Román era un periodista
oriundo de Bielorrusia,
pero, siendo disidente,
usó prudencia y astucia
al exilarse en Lituania
y así evitar represalia
por su acción tan persistente
como fuerte opositor.
Pero ocurrió un incidente
penoso y conmovedor.
Un avión de pasajeros
en que viajaba Román
junto a su novia Sofía,
entre Atenas y Lituania,
fue de pronto interceptado
por un avión militar
con instrucción Bielorrusa,
sostenida por la excusa
de haber tenido una alerta
sobre una amenaza incierta,
de alguna acción terrorista.
-dudoso comunicado
que jamás fue confirmado-
y utilizando esa argucia
forzó a desviar el avión
y bajar en Bielorrusia.
Como era de esperar,
no encontraron explosivos
que explicaran los motivos
de este acto de intromisión.
Mientras esto sucedía,
los agentes encargados
proseguían con su acción:
Román quedando arrestado
en medio de ese vaivén
y desde luego Sofía,
quedó arrestada también.
Como ya era de esperar
Alexander Lukashenko,
al ser luego interrogado,
declaró con convicción
que el había considerado
la amenaza del avión
pero no se habría arriesgado
a ignorar esa advertencia
por motivos de conciencia…
de moral… de compasión…
Es así que Lukashenko
no mostró arrepentimiento,
con los miembros de su elenco
apoyando su misión
Pero la Unión Europea,
adivinando intenciones
sin dudarlo ni un momento
procedió a aplicar sanciones:
provocando a Lukashenko
a incitar a refugiados
de los países en crisis
a volar a Bielorrusia,
dejando atrás sus raíces
para ser luego guiados
a la frontera polaca,
con un relato dudoso
de acceder así a la Unión,
agregando confusión
a esos pobres inmigrantes,
que ahora, en su desazón
y estando aun peor que antes
en una aguante infructuoso
aceptan el desafío
en busca de una esperanza:
y muriéndose de frío,
sin saber que son usados
como piezas de ajedrez
en este juego politico,
como ocurriera otra vez ,
para operar la venganza
tramada por Lukashenko
en un conflicto que avanza.
La tensión sigue en aumento